martes, julio 01, 2003

bacilos. caraluna
nelly furtado. shit on the radio
new order. brutal


life goes pop (o de porqué me duele tanto)

mira nomás

de nuevo aquí tan pronto que ni lo sentí, ni sentí el cambio. Sigo sin dinero, sin suerte y sin tiempo. Las cortinas bailan al ritmo que el viento les marca y gracias a mi laptop seguimos conectados.

y yo sé que tal vez...

este post lo estoy escribiendo de nuevo porqué ayer lo borró el destino. Tal vez, tal vez, tal vez.

Y te contaba que el fin de semana pasado fue uno de los mas amargos de los últimos tiempos. Raro, todo fue muy raro y sin embargo al final encontré la explicación a tanta destrucción.

El viernes y la euforia de terminar una etapa de mi vida, la rutina de diez meses que me sirvieron para purgar malos sabores. Llegar a casa, risas, un par de llamadas, la realidad de golpe, un vaso de vodka con jugo de mango y T.V. hasta que cayó la noche.

El sábado comenzó muy tarde, confuso, lleno de soledad, sin amigos con ls cuales hacer planes (no estaban disponibles), y los ataques de ansiedad se volvieron insoportábles. Paranóico, nervioso, neurótico y los ladridos de mi perra que terminaron por colmarme la paciencia y dejarla entrar a caminar por el departamento. Desayunar muy tarde y prender la T.V. sin muchos resultados. Chatear a partir de las 18:00 y buscar lo que siempre busco y de antemano sé que no voy encontrar.

El sexo para mí es placer y condena, es como agua salada porque (como alguna vez leí en alguna parte) entre mas bebo mas sed me dá, y cuando nada puede calmar mi sed, necesito beberme el oceano completo. ¿Acaso ese es mi destino? ¿Terminar mi vida en una eterna fornicación que cumpla por fin con mis necesidades? ¿Realmente necesito eso? La semana pasada tuve un encuentro interesante con un tipo que me agradó lo suficiente para pasar un par de horas con él y después saber que el adios sería definitivo. Allí, en aquella habitación roja con muebles antiguos, esuchando a los Bacilos, bebiendo cerveza y teniendo sexo, ahí la sonrisa volvió a mi rostro por unos instantes. Allí fui medianamente feliz.

Doy con un tipo de descripción fabulosa, me jala al privado me propone cosas interesantes y termina prendiendome y quedamos de vernos en la calle de su departamento en la colonia del Valle. Salgo a las 21:30 y tomo un taxi. Al llegar le llamo y espero a que llegue. 10 minutos después intento llamar pero me doy cuenta que el crédito se había terminado y tengo que comprar otra tarjeta de prepago. La compro y llamo: el celular me dice que ha sido apagado, entonces confirmo mis sospechas: me había plantado. Después de esperar diez minutos mas decidí regresar a casa. En el transcurso no pude evitar preguntarme porqué me había pasado eso. Es algo que pasa frecuentemente, a lo que te tienes que acostumbrar si decides vivir como yo vivo en medio de chats o message boards. Pero últimamente ya van tres veces que me pasa. A las dos anteriores no les puse mucha importancia ya que eran muy cerca de mi casa y a media tarde, pero ahora era de noche y me encontraba lejos, en un taxi en medio de calzada de Tlalpan.

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