lunes, octubre 13, 2003

e l e c t r i c
s i x


Un sabado como tantos otros: salir tarde, desayunar tarde, recuperar el conocimiento luego de un viernes que terminó con tacos gratinados y cervezas, musica alta, ambiente tenso, low profile look. El día anterior una buena conversación había quedado a medias, y eso me frustra.

Había hecho varios planes... la sorpresa sería que los llevaría a cabo casi todos. Parte del complot del cual sospecho soy víctima y el cual ha sido planeado en las alturas, allá donde las fuerzas superiores rigen cada paso que damos (egocentrico) consiste en de vez en cuando permitirme hacer aquello que deseo hacer, sentirme dichoso... asi las decepciones son más amargas.


Ese sábado fue una de esas excepciones, un día azul, volatil. Puedo sentir aun esa sensación de adormecimiento que sentía mientras avanzaba por una abarrotada calle del centro de la ciudad. Puedo disfrutar aun los sabores especiados de una comida libanesa en la que no podía faltar el jocoque, los kippes, las berenjenas... Puedo sentir su olor acariciar mi boca, casi saborearlo, disfrutarlo como hacia mucho no lo hacía, sin protocolos, sin rendir cuentas, con todo en mi imaginación. Luego de haber comido durante un par de horas en aquella ajetreada calle me dirigí de nuevo al sur dispuesto a llamarle para ver si le parecía buena idea asistir al concierto de los electric six. Había esuchado muy buenas referencias del quinteto (¿sexteto? ¿cuarteto? no se la neta) de Detroit además de haber cantado hasta la saciedad fire in the disco y gaybar. El show prometía ser extravagante, escandaloso... justo lo que necesitaba para terminar bien ese extrañamente perfecto sábado, entonces ¿Porqué no llamarle?

Surprise!!

mientras me debatía entre la dignidad y el deseo recibo en mi celular un mensaje suyo invitándome al salón 21, 21:00 pm. ¿Seguiría sorprendiéndome la vida? Lo increible fue que sí.

Salir corriendo a cambiar mi low profile outfit por algo más ad hoc, más ponedor. ¿Elección? jeans dark denim y playera blanca con un par de franjas rojas, white puma sneakers. Tráfico, un - afortunadamente - frustrado accidente automovilístico, sudor frío recorriendo mi espalda.

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¿Para qué tanto lío? Ahí estaba él con su playera roja francesa y sus cargo pants en un desgastado verde militar. ¿Para qué tanta ansiedad? Seguía siendo el mismo de unas semanas antes, sin mucho cambio pero mas longitud en el cabello. ¿Para qué tanta emoción? Electric six resulto ser magnífico sobre el escenario pero su show deja mucho que desear y no logró prender a la - generalmente - no muy exigente audiencia de mexico city.

50 minutos después estabamos de nuevo afuera con dos martinis dentro y diferentes planes en mente. Él se dirigía a una fiesta en Coyoacán, yo me dirigía a donde el destino me llevara en aquella noche de sábado. Avanzámos hacia su auto en silencio, un silencio tan tenso que decidí romperlo con la primera estupidez que se me vino en mente.

- ¿Qué tal la escuela?

Como imaginaba: la carrera no le parece lo mismo que al principio pero siente que es demasiado tarde para echarse hacia atrás. Failed

En el camino de regreso al auto pasamos a lado de ese enorme antro ubicado en Moliere, a unos pasos del Salón 21: el Box, que resulta ser uno de los más famosos antros gay de la ciudad más grande del mundo. Me pregunta que si ese antro no es el Box, yo le respondo que sí, el me pregunta que si no es gay, y yo le digo que es mix, el me dice que ha escuchado mucho de él y que se ve que es muy grande, yo pienso en decirle que podríamos ir a comprobarlo y que seguramente puede gustarle, al final pienso que sería mala idea... nos retiramos ahí mientras repaso de re ojo la línea de cuerpos perfectos y barbas de tres días. Why?

Una vez en mi casa y luego de haber hecho un recorrido que pasó de Polanco a San Angel (recogimos a un amigo suyo) y de ahí a Coyoacán de donde me marche en un servitaxi, recorro el departamento pensando en lo increiblemente mal que fuern las cosas estos dos últimos años, que estuve a un tris de caer en la pobreza, que perdí todo aquello que creí con un valor en mi existencia, y me dí cuenta que él realmente ya no es tan importante en mi vida, es solo parte de un pasado que va desvaneciéndose lentamente, como una fotografía mal revelada. Lo sé porque esa noche no lloré en silencio por haberme alejado de su lado, al contrario, realmente me sentí aliviado.







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