jueves, marzo 18, 2004

mazzy star. fade into you

Pasan y pasan los días. Cada vez me vuelvo más viejo, o menos joven como le gusta verlo a M. El otro día recordábamos cuando nos conocíamos y teniamos 17 años, escuchando toda esa mierda de pop y nü metal que estaba de moda en ese entonces. La vida era simple, sin muchas cosas que hacer mas que sentarse frente a una pizarra y memorizar todo lo que escupían los maestros para después vaciar la información en una hoja reciclada y olvidarla durante el verano. En ese entonces mi familia vivía una de sus mejores épocas económicas aunque una de las peores (solamente superada por lo actual) épocas internas en cuanto a relaciones/situación de miembros se refiere. Mi madre era alcohólica, mi padre cada día más egoista y cruel, mis hermanos cada día más rebeldes prematuramente, y yo cada día más aturdido con todas esas cosas que no alcanzaba a asimilar. Mis calificaciones bajaban estrepitosamente y comencé a repetir y repetir materias que costaban miles de pesos y que me hacían ver como un idiota frente a personas que me importaban. Incluso llegué a pensarlo yo mismo - que era un idiota- al no encontrar una explicación lógica en aquel mullido sofá de mi terapeuta cuando me preguntaba porque estaba tan triste y porque no hacía lo que debía.

Dios, si tan solo siempre hiciéramos lo que debemos...

En efecto, M. terminó la preparatoria y comenzó a estudiar comercio exterior mientras yo me hundía más y mas en los claustrtos de una escuela fría e impersonal por culpa de mis propias faltas. Comenzaron a recetarme antidepresivos que no servían de nada porque nunca era constante en el tratamiento. Comencé a robarme los tafiles y lexotanes y demás golosinas de mis padres y entonces sí que llegué a tener un problema. Dormía mucho, demasiado, no asistía días enteros a la escuela, mandaban llamar a mis padres y ellos decían que no sabían que sucedía hasta que yo mismo dejé de hacerlo. En realidad no me curé, nunca nadie se detuvo a ver qué era lo que sucedía y tampoco yo me preocupé en decirle a ninguna de las personas que me rodeaban. Cada día nos fuimos hundiendo: perdimos amistades, lifestyle y cuando mi madre se internó en una clínica salió sintiendose una mesías, una santa indestructible a quien todos atacaban y a quien todos habían destruido con sus "problemas". Se divorciaron, mi madre le dejó TODO a mi padre, se salió sin nada y, dado que la semi-psicosis de mi padre fue aumentando cada vez más al grado de la agresión física, nos fuimos todos con ella a un departamento de 80 metros cuadrados. Yo rompí definitivamente con mi padre con solamente la preparatoria terminada sin un certificado oficial (no pagó los últimos cursos, por lo que tuve que terminarlos fuera de la escuela). Mi madre se ha ido acabando el dinero que tiene en malas inversiones y en desperdiciar todo lo que puede y yo me he quedado tan solo y sin idea de qué hacer que en estos momentos lo que quiero es una pausa e intentar una vez más que siempre hay una esperanza. M. se despide, es amable y nos prometemos vernos nuevamente...

Siempre es bueno desahogarse...

Mañana a ver a los strokes con él & co. Tengo tantas ganas de ver a Fabrizio Moretti que no dejo de pensar cómo le haré para pasar la cámara digital y acercarme lo suficiente para captarlo una, dos, cien veces en mi memory stick. No se aun cómo ir vestido porque es curioso pero, de un año para acá (mi debacle) no he comprado mucha ropa, 12 prendas a lo mucho. Todo lo que tengo en en su mayoría de el "antes" tan doloroso y comienza a verse gastada y sin vida a pesar de haber sido en su momento ropa tan cara y tan a-la-moda, al igual que los discos, las lociones, los zapatos, los minutos, las experiencias...

lemon tea and a piece of chocolate cake: my new paxil.

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