Entramos a una farmacia en Coyoacán (para los del DF: es una que esta en la esquina de la Siberia de la plaza de Sto. Domingo, se llama Monte algo, vayan y miéntenle la madre si?) y tomamos dos refrescos. Llego con la anciana decrepita que esta en el mostrador del fondo y le pregunto:
- Buenas tardes ¿Cuánto es?
La anciana resopla y responde:
- Treinta
- Pero ahí dice que la coca cuesta siete ¿Cuanto cuesta el peñafiel?
Y vuelve a responder la orate:
- ¿Que no ven entonces? ¿Ocho y siete?
-¿Quince? - Responde mi primo nervioso.
-Quizás... - responde la vieja y sube los ojos.
-A bueno entonces vámonos - le digo a mi primo y todavía tomamos los refrescos y se los damos a la vieja que esta ahí en el refrigerador y que no estaba hace unos segundos.
-¡Pensaban que se los ibas a regalar! - Todavia se atreve a gritar la vieja orate.
- Ya vente, ¡Pinche vieja loca hija de puta! - Fue lo único que se me ocurrió responderle...
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